Esta práctica fomenta la presencia, la conexión y la gratitud mutua. Consta de momentos de respiración consciente, caricias conscientes, un tiempo de exploración libre y un cierre con un abrazo prolongado y significativo.

Pareja abrazada

La práctica «Respirar el encuentro» comparte muchos principios con el tantra: la presencia plena, la sacralización del cuerpo, el uso de la respiración como vehículo de conexión y la disolución del ego a través de la intimidad consciente. Sin embargo, mantiene la simplicidad característica del zen, centrando la experiencia en la atención amorosa al momento presente y en la integración de lo cotidiano con lo sagrado.

La desnudez es parte esencial de esta práctica como símbolo de entrega y vulnerabilidad compartida. Estar frente al otro sin barreras físicas refuerza la autenticidad del encuentro y fomenta la apertura mutua. No obstante, este espacio requiere que cada gesto surja desde un lugar de respeto, confianza y consentimiento mutuo.

Es fundamental recordar que ambas personas deben sentirse cómodas y libres de expresar sus límites en cualquier momento. Esta práctica no busca imponer un ritmo, sino abrir un espacio seguro donde ambos puedan explorar y compartir desde la autenticidad.

En la fase de exploración libre, es posible que surja cierta incertidumbre si no se sabe cómo fluir en el momento. Esto es completamente natural y forma parte del proceso de soltar expectativas. En estos casos, basta con mantener la atención amorosa y recordar que no es necesario «hacer» nada especial: la simple presencia y el contacto consciente son suficientes para habitar plenamente el instante compartido.

Esta práctica es un puente entre la tradición zen y el enfoque tántrico, recordando que cada encuentro íntimo es una oportunidad para despertar y habitar el flujo del Sistema con gratitud y apertura.

Preparación del entorno

1. Baño ritual previo (opcional)

Antes de comenzar, tómense un baño ritual para purificar el cuerpo y relajar la mente.

Dejen que el agua tibia fluya por su piel y, si lo desean, añadan unas gotas de aceite esencial relajante, como lavanda o sándalo.

Mientras se enjuagan, reciten mentalmente:

Al limpiar mi cuerpo, la mente también se apacigua.
Que el agua disuelva las tensiones
y me prepare para habitar el momento con presencia y gratitud.

2. Ambientación del espacio
La atención amorosa puede cultivarse en cualquier entorno, ya sea creando un ambiente especial o abrazando lo que ya está presente.Opciones para ambientar el espacio:

Con elementos de relajación:

Pongan música relajante: melodías suaves de tipo yoga o sonidos naturales (agua, viento, campanas suaves).

Enciendan velas para una iluminación cálida que simbolice la luz de la atención amorosa.

Prendan incienso (opcional) como una ofrenda simbólica de presencia y claridad.

Al encender la vela o el incienso, reciten juntos:

Que esta luz y esta fragancia iluminen el espacio
y reflejen nuestra intención de estar presentes y conectados.

Con lo que ya está presente:

Practiquen en un entorno cotidiano sin velas ni música, confiando en que el ambiente natural es suficiente para sostener la práctica.

Permitan que los sonidos y luces sean parte de la experiencia, sin intentar cambiarlos ni juzgarlos.

En entornos urbanos o con ruido de fondo:

Dejen que los sonidos sean parte del escenario.

Observen cómo reaccionan ante ellos y respiren mientras los acogen sin resistirse.

Desarrollo de la práctica

1. Recitación inicial del gatha (1-2 minutos)

Posición y presencia: Siéntense frente a frente con poca ropa desde el inicio para permitir una conexión auténtica.

Recitación conjunta: Con voz pausada y consciente, reciten juntos el siguiente gatha:

Este momento es único, irrepetible.
Al respirar juntos, creamos un espacio de claridad y gratitud.
Que nuestras mentes se abran y nuestras barreras se disuelvan.
Que reconozcamos al otro como una expresión completa del Sistema.

Nota: Esta recitación marca el inicio de la práctica como un acto consciente de presencia y gratitud.

2. Respiración consciente frente a frente (3-10 minutos o el tiempo que necesiten)

Postura cómoda: Siéntense frente a frente, en una posición que les permita estar presentes.

Mirada y presencia: Miren al otro suavemente o cierren los ojos para enfocarse en la respiración.

Sincronización natural: No intenten alinear sus respiraciones de inmediato; dejen que sus ritmos se encuentren poco a poco.

Flujo compartido: Imaginen que el aire que respiran es un puente invisible que los conecta y los envuelve en una sensación de unidad.

Regreso al presente: Si surgen distracciones, tomen nota y regresen al flujo de la respiración.

Nota: Este ejercicio es una invitación a la intimidad consciente y la vulnerabilidad compartida.

3. Caricias conscientes (5-15 minutos o hasta sentirse plenamente presentes)

Desnudez consciente: En este momento, quítense la ropa restante con atención plena, como símbolo de entrega y confianza.

Contacto sin barreras: Exploren todo el cuerpo con suavidad, reconociendo las emociones que surjan.

Atención intuitiva: Permitan que el contacto surja de manera natural.

Presencia total: Mantengan la respiración fluida mientras recorren la piel del otro, sin buscar un resultado.

Pausas para respirar: Si sienten expectativas o pensamientos, hagan una pausa y respiren juntos.

Nota: Este contacto consciente invita a abrazar la desnudez como expresión de confianza y entrega.

4. Exploración libre (10-20 minutos o el tiempo que surja de manera natural)

Fluir sin guion: Permitan que la interacción surja sin expectativas ni planes.

Disolución del ego: En este espacio, el «yo» y el «otro» se diluyen en la experiencia compartida.

Acogida de emociones: Si surgen risas, ternura o lágrimas, déjenlas estar sin juzgarlas.

Regreso a la esencia: Si sienten incertidumbre, vuelvan a la respiración compartida y mantengan la mirada con atención amorosa.

Nota: Este momento invita a recordar que el contacto íntimo es un diálogo que trasciende las palabras.

5. Abrazo final prolongado (2-5 minutos o lo que necesiten)

Conexión total: Cierren los ojos o manténganlos entreabiertos, sintiendo el contacto de piel con piel.

Respiración sincronizada: Perciban cómo sus respiraciones se entrelazan.

Apertura a lo que surge: Permitan que las emociones fluyan sin juicio ni prisa.

Cierre consciente: Antes de soltar el abrazo, respiren profundamente al menos tres veces y murmuren: «Estamos presentes, estamos aquí».

Nota: Este abrazo final es una invitación a sentir la unidad del instante compartido.

6. Recitación final del gatha (1-2 minutos o el tiempo necesario)

Antes de recitar el gatha final, tómense un momento para cerrar los ojos, respirar profundamente y conectar con lo vivido. Permitan que cada sensación, emoción y reflexión del encuentro resuene en su interior.

Este es un espacio para integrar el flujo del momento, para llevar con ustedes la gratitud y la conexión compartida a cada rincón de su ser.

Este encuentro ha sido un regalo.
El flujo del Sistema nos une y nos nutre.
Que la gratitud permanezca en nosotros
mientras seguimos caminando en el presente.

Nota: Esta recitación final es una ofrenda de gratitud y un recordatorio de llevar la conexión más allá de este encuentro.º

Propósito final

Esta práctica no busca un resultado concreto, sino que se abran al momento con gratitud y presencia. Les invita a disolver las barreras del «yo» y reconocer la conexión profunda que ya existe en cada gesto, recordando que el verdadero encuentro no requiere esfuerzo, sino entrega y apertura al flujo del instante compartido.

Última revisión: 4 de enero de 2025