Los cinco preceptos
Los cinco preceptos no son consejos, ni sugerencias, ni ideales etéreos. Son compromisos reales, innegociables, para quienes desean vivir con lucidez y con verdad. No se adaptan a nuestros gustos ni a las modas del mundo: nos reforman a nosotros. Sin ellos, no hay camino espiritual posible. Todo lo demás —la meditación, la compasión, el despertar— se apoya sobre esta base. Porque quien no ordena su vida, jamás podrá ordenar su mente. Sin los preceptos —incluido el recato— no es posible construir relaciones verdaderamente sanas, y mucho menos sostener una pareja sagrada: ese lugar donde todo se juega. La conexión profunda, el amor genuino, el vínculo seguro, solo pueden florecer en un espacio ordenado, protegido y respetuoso. Donde no hay preceptos, hay caos. Y donde hay caos, no hay despertar.
- No matar; más bien proteger la vida y el medio ambiente.
- No robar; más bien ser generosos.
- No vivir una sexualidad dañina; más bien cultivar el amor, el compromiso y el recato.
- No mentir; más bien hablar con verdad en busca de la armonía.
- No intoxicarse; más bien cultivar la lucidez y cuidar nuestra mente-y-cuerpo.
La importancia de los preceptos…
En el zen
Lo primero es observar los preceptos, pues son el fundamento del despertar supremo: los preceptos engendran tranquilidad, y la tranquilidad engendra sabiduría. No existe práctica espiritual sin la observancia de los preceptos. El Śūraṅgama Sūtra, que enumera cuatro clases de pureza, nos enseña claramente que el cultivo de samādhi, si no va acompañado de la observancia de los preceptos, no basta para eliminar las impurezas [de la mente]. Incluso si se produjera la manifestación de mucho conocimiento junto a dhyāna, esto nos haría caer en el reino de los māras (demonios malignos) y los extraviados. Por tanto, sepamos que observar los preceptos es de suma importancia. Los reyes dragón y los devas (deidades benévolas) apoyan y protegen a la persona que observa los preceptos, mientras que los māras y los extraviados la respetan y temen. Por el contrario, a la persona que rompe los preceptos, los fantasmas la llaman gran ladrona y no dejan ni las huellas de ella.
~ Xūyún (Nube Vacía, 1840–1959), el maestro zen chino más importante de los tiempos modernos, y abuelo espiritual de nuestro abad, el maestro Ben Diez
La práctica de los preceptos es la práctica del mindfulness (atención plena) correcto. Si no practicamos los preceptos, no estamos practicando mindfulness. Conozco a algunos estudiantes zen que piensan que pueden practicar meditación sin practicar los preceptos, pero no es correcto. El corazón de la meditación budista es la práctica de mindfulness, y mindfulness es la práctica de los preceptos. No podéis meditar sin practicar los preceptos.
~ Thich Nhat Hanh (1926–2022), monje zen vietnamita, uno de los maestros zen más importantes del mundo en nuestro tiempo
¡Déjate de tonterías! Si quieres vivir en paz contigo mismo y con quienes te rodean, esfuérzate en cumplir los preceptos —incluido el recato— momento a momento. No hay otro camino
~ Ben Diez (nacido en 1977), abad de Zen Oviedo
En la biblia
No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
~ Jesús de Nazaret, en Mateo 7:21
¿De qué sirve, hermanos míos, que uno diga tener fe, si no tiene obras? ¿Acaso la fe podrá salvarle? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento cotidiano, y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no le dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta.
~ Santiago 2:14-17
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos, porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo
~ Apóstol san Juan, en 1 Juan 5:2-4
En el sufismo
Deseo que quien esté vinculado conmigo cumpla con los actos obligatorios […] ¡Escuchad, fuqarā’! Quisiera que aquel de vosotros que esté buscando romper los hábitos de su ego sea muy cuidadoso de no caer en algo que esté prohibido o desaprobado, para que su luminosa verdad espiritual no se vuelva oscurecedora, como le ha pasado a mucha gente del camino.
~ Mūlay ad-Darqāwī (muerto en 1823), líder sufí marroquí, el maestro sufí más importante del Magreb en su tiempo
Quien deja sus obligaciones (religiosas), ¿qué mérito tiene?
El mérito es cumplir lo que cada momento exige.
~ Aḥmad al-‘Alāwī (1869–1934), líder sufí argelino, el maestro sufí más importante del Magreb en su tiempo
En la cabalá
La Suprema Sabiduría decretó que cada acto de obediencia de los preceptos atraería a la persona hacia Dios […] Lo contrario es lo que ocurre con la transgresión: cada acto pecaminoso aleja al individuo de Dios. […] El verdadero propósito de los preceptos es volvernos hacia Dios, llevarnos junto a Él y ser iluminados por Su rostro.
~ Moshé Jaim Luzzato (1707–1746), rabino italiano, uno de los maestros cabalistas más importantes de la historia
Última revisión: 1 de abril de 2025