1. No matar; más bien proteger la vida y el medio ambiente.
  2. No robar; más bien ser generosos.
  3. No vivir una sexualidad dañina; más bien cultivar el amor, el compromiso y el recato.
  4. No mentir; más bien hablar con verdad en busca de la armonía.
  5. No intoxicarse; más bien cultivar la lucidez y cuidar nuestra mente-y-cuerpo.

El maestro zen japonés Shunryū Suzuki (1904–1971), al hablar de los preceptos, dijo una vez que nuestro camino es mantener los preceptos sin estar atados a ellos. En una ocasión, un visitante le preguntó al maestro zen coreano Seung Sahn (1927–2004) sobre la ruptura de los preceptos. En respuesta, el maestro Seung Sahn dijo: «Si estás en el bosque y un conejo corre frente a ti con un cazador persiguiéndolo, y el cazador te pide que señales la dirección por donde corrió el conejo, ¿qué harás? Si dices la verdad, el conejo morirá. A veces mentir es la acción de un bodhisattva. Las acciones específicas no son ni buenas ni malas. El punto importante es: ¿por qué? ¿Se hace esta acción para ayudar a los demás o solo por algún motivo egoísta?».

En la tradición budista china, grandes maestros como Zhìyǐ (538–597) y Mǎzǔ Dàoyī (709–788) desarrollaron sistemas de clasificación de enseñanzas (pānjiào) para adaptar la práctica a los diferentes niveles de los practicantes. Estas enseñanzas reconocen que no todos los métodos son universales: quienes comienzan necesitan reglas claras y simples, mientras que quienes han avanzado pueden explorar con mayor autonomía y profundidad.

El maestro Mǎzǔ, por ejemplo, comparaba a los practicantes con niños en diferentes etapas: un bebé necesita consuelo inmediato, pero un practicante más maduro puede enfrentarse a métodos más complejos y desafiantes. Inspirándonos en esta tradición, presentamos una revisión de los cinco preceptos tradicionales, diseñada para quienes ya han integrado firmemente los cinco preceptos originales y desean explorar su práctica desde un lugar de mayor libertad y responsabilidad.

Advertencia importante: Estos preceptos revisados de Zen Oviedo no son para principiantes. Sin una base sólida en los preceptos tradicionales, pueden ser malinterpretados o utilizados irresponsablemente. Pero para quienes estén preparados, representan una oportunidad para vivir la práctica con más lucidez, autenticidad y conexión con la vida.

1. Honra el ciclo de la vida

Basado en: No matar.

Este precepto revisado no se limita a evitar quitar la vida, sino que invita a reflexionar sobre nuestra relación con la vida y la muerte. Reconoce que toda existencia está interconectada y que nuestras decisiones afectan el equilibrio natural.

Invitación: Toma decisiones conscientes al interactuar con cualquier ser vivo, desde un insecto hasta un humano o incluso un espíritu.

Ejemplo: Si encuentras un insecto en casa, reflexiona antes de actuar. ¿Lo ignoras, lo eliminas o lo liberas? Observa lo que esa elección revela sobre tu relación con la vida.

Explicación: Este precepto no dicta qué hacer, sino que te invita a explorar cómo tus elecciones reflejan tu relación con el ciclo de creación y destrucción.

2. Explora el dar y el recibir

Basado en: No robar.

En esta revisión, se amplía la perspectiva tradicional de «no tomar lo que no te pertenece» hacia una reflexión más amplia sobre los intercambios en nuestra vida: dar, recibir y compartir. Cada acto moldea nuestras relaciones y afecta nuestra percepción de abundancia o carencia.

Invitación: Reflexiona sobre tus motivaciones al dar o tomar algo.

Ejemplo: Si tienes la oportunidad de tomar algo que no te pertenece, como fruta de un árbol ajeno, pregúntate qué motiva tu acción: ¿necesidad, deseo o algo más?

Explicación: Este precepto no se trata de prohibir, sino de observar cómo nuestras decisiones impactan nuestras relaciones y nuestro entorno.

3. Vive la sexualidad como fuente de placer, sanación y despertar

Basado en: No vivir una sexualidad dañina.

La sexualidad es una fuerza poderosa que puede traer placer, sanación emocional y despertar espiritual, pero también puede causar daño si se vive sin cuidado o conciencia. Este precepto invita a abordar la sexualidad como un espacio de exploración profunda, libre de tabúes, pero con plena atención.

Invitación: Explora la sexualidad con apertura y atención, reconociendo tanto su capacidad para sanar como su potencial para herir.

Ejemplo: Reflexiona antes y después de un encuentro íntimo: ¿Qué buscabas? ¿Qué emociones surgieron? ¿Qué aprendizaje dejó?

Explicación: La sexualidad no es intrínsecamente buena ni mala; es una herramienta poderosa que, usada con consciencia, puede trascender el ego y fomentar la conexión profunda.

4. Sé consciente del poder de tus palabras

Basado en: No mentir.

El lenguaje no solo transmite verdades o mentiras, sino que moldea nuestras relaciones. Este precepto no impone la obligación de decir siempre la verdad, sino que enfatiza la necesidad de reflexionar sobre la intención detrás de nuestras palabras y su impacto.

Invitación: Observa cómo tus palabras afectan la armonía y la cercanía con los demás.

Ejemplo: Si decides omitir una verdad para evitar un conflicto, reflexiona sobre tus motivos y las consecuencias para la relación. Si optas por hablar con franqueza, observa cómo afecta a la conexión mutua.

Explicación: Este precepto no moraliza sobre la veracidad, sino que promueve la consciencia de cómo usamos el lenguaje para construir o destruir vínculos.

5. Celebra con gozo y responsabilidad

Basado en: No intoxicarse.

En lugar de rechazar los intoxicantes, este precepto revisado invita a disfrutarlos de manera consciente y responsable. Reconoce que el placer, incluida la embriaguez, puede ser parte de la vida, pero advierte sobre los riesgos del escapismo o la adicción.

Invitación: Disfruta del placer de manera deliberada, explorando lo que te enseña sobre ti mismo, sin desconectarte de las consecuencias.

Ejemplo: Si eliges beber, observa cómo afecta tu mente y cuerpo. ¿Buscas escapar o conectar? Reflexiona antes, durante y después.

Explicación: Este precepto no condena los placeres, sino que enfatiza el disfrute consciente, equilibrado y en sintonía contigo mismo y tu entorno.

El espíritu detrás de esta revisión

Estos preceptos revisados no buscan imponer valores absolutos ni dictar un «deber ser». Más bien invitan a una toma de conciencia radical sobre cómo nuestras acciones afectan nuestra experiencia y nuestras relaciones.

Para quienes estén preparados, ofrecen una vía de exploración liberadora que abraza tanto los placeres como los desafíos de la vida, no como obstáculos que superar, sino como oportunidades para profundizar en la experiencia de estar vivos. Estos preceptos no son un camino para alcanzar algo, sino un espejo para ver cómo ya estás viviendo tu vida. La toma de conciencia es el único despertar posible.

Lo primero es observar los preceptos, pues son el fundamento del despertar supremo: los preceptos engendran tranquilidad, y la tranquilidad engendra sabiduría. No existe práctica espiritual sin la observancia de los preceptos. El Śūraṅgama Sūtra, que enumera cuatro clases de pureza, nos enseña claramente que el cultivo de samādhi, si no va acompañado de la observancia de los preceptos, no basta para eliminar las impurezas [de la mente]. Incluso si se produjera la manifestación de mucho conocimiento junto a dhyāna, esto nos haría caer en el reino de los māras (demonios malignos) y los extraviados. Por tanto, sepamos que observar los preceptos es de suma importancia. Los reyes dragón y los devas (deidades benévolas) apoyan y protegen a la persona que observa los preceptos, mientras que los māras y los extraviados la respetan y temen. Por el contrario, a la persona que rompe los preceptos, los fantasmas la llaman gran ladrona y no dejan ni las huellas de ella.

~ Xūyún (Nube Vacía, 1840–1959), el maestro zen chino más importante de los tiempos modernos, y abuelo espiritual de nuestro abad, el maestro Ben Diez

La práctica de los preceptos es la práctica del mindfulness (atención plena) correcto. Si no practicamos los preceptos, no estamos practicando mindfulness. Conozco a algunos estudiantes zen que piensan que pueden practicar meditación sin practicar los preceptos, pero no es correcto. El corazón de la meditación budista es la práctica de mindfulness, y mindfulness es la práctica de los preceptos. No podéis meditar sin practicar los preceptos.

~ Thich Nhat Hanh (1926–2022), monje zen vietnamita, uno de los maestros zen más importantes del mundo en nuestro tiempo

¡Déjate de tonterías! Si quieres vivir en paz contigo mismo y con los seres que te rodean, necesitas esforzarte en cumplir los preceptos momento tras momento; no hay otra opción.

~ Ben Diez, monje secular y sacerdote español en la tradición zen china, abad de Zen Oviedo

No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

~ Jesús de Nazaret, en Mateo 7:21

¿De qué sirve, hermanos míos, que uno diga tener fe, si no tiene obras? ¿Acaso la fe podrá salvarle? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento cotidiano, y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no le dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta.

~ Santiago 2:14-17

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos, porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo

~ Apóstol san Juan, en 1 Juan 5:2-4

Deseo que quien esté vinculado conmigo cumpla con los actos obligatorios […] ¡Escuchad, fuqarā’! Quisiera que aquel de vosotros que esté buscando romper los hábitos de su ego sea muy cuidadoso de no caer en algo que esté prohibido o desaprobado, para que su luminosa verdad espiritual no se vuelva oscurecedora, como le ha pasado a mucha gente del camino.

~ Mūlay ad-Darqāwī (muerto en 1823), líder sufí marroquí, el maestro sufí más importante del Magreb en su tiempo

Quien deja sus obligaciones (religiosas), ¿qué mérito tiene?
El mérito es cumplir lo que cada momento exige.

~ Aḥmad al-‘Alāwī (1869–1934), líder sufí argelino, el maestro sufí más importante del Magreb en su tiempo

La Suprema Sabiduría decretó que cada acto de obediencia de los preceptos atraería a la persona hacia Dios […] Lo contrario es lo que ocurre con la transgresión: cada acto pecaminoso aleja al individuo de Dios. […] El verdadero propósito de los preceptos es volvernos hacia Dios, llevarnos junto a Él y ser iluminados por Su rostro.

~ Moshé Jaim Luzzato (1707–1746), rabino italiano, uno de los maestros cabalistas más importantes de la historia

Última revisión: 7 de enero de 2025