Ben Diez (Shì Chuán Fǎ)
Abad de Zen Oviedo

La práctica espiritual nos invita a mirar la realidad desde distintas perspectivas: la raíz esencial, las conexiones entre todo lo que existe y la experiencia concreta del presente. Para entender estos niveles de manera clara, podemos usar la analogía de un videojuego. En un videojuego, todo lo que vemos y hacemos es una manifestación del Código Fuente, ese conjunto de instrucciones invisibles que generan cada detalle de la experiencia. En nuestra vida, todo lo que percibimos también surge de una raíz común: el Código Fuente del Sistema.

El cielo sobre el puerto, como una pantalla sintonizada en un canal muerto, refleja lo que está más allá del flujo visible, tal como lo describe William Gibson en Neuromante (1984).
El cielo sobre el puerto, como una pantalla sintonizada en un canal muerto, refleja lo que está más allá del flujo visible, tal como lo describe William Gibson en Neuromante (1984).

1. El Código Fuente: La Unidad Más Allá de la Forma

En el nivel último, todo lo que existe es una única realidad esencial, el Código Fuente. En un videojuego, el Código Fuente es la programación que genera los personajes, los escenarios y los eventos. Sin embargo, el código en sí no es ninguno de estos elementos: trasciende la forma, aunque la hace posible.

De manera similar, en nuestra vida, el nivel último nos recuerda que, aunque percibimos pensamientos, emociones y personas distintas, todo es una manifestación de una misma raíz esencial que carece de atributos propios.

  • Ejemplo: En la pantalla del juego, vemos a un héroe enfrentándose a un dragón, pero ambos son solo expresiones del mismo código.

2. El flujo del Sistema: la interconexión de las diez mil cosas

El nivel de interser es el flujo interconectado de la realidad: cada acción, pensamiento y emoción influye en otros elementos. En un videojuego, esto se refleja cuando un evento activa otros elementos: al pisar un botón, se abre una puerta en otro lugar. Nada ocurre de manera aislada; todo forma parte de un entramado de influencias mutuas.

En nuestra vida, este nivel nos muestra cómo nuestros pensamientos, palabras y acciones afectan al entorno y son influidos por él. Todo está conectado en una red de causas y condiciones.

  • Ejemplo: En una conversación, el tono de nuestra voz y nuestras emociones influyen en la respuesta de la otra persona. La interacción es un flujo compartido, no algo que surja de manera independiente.

3. La experiencia directa: Lo concreto del presente

El nivel relativo es la experiencia concreta de cada momento: el sabor del café, las palabras que escuchamos, la textura de la taza. En un videojuego, es lo que experimentamos al «jugar»: mover al personaje, explorar los escenarios, resolver desafíos. Este nivel nos invita a estar presentes en cada detalle, sin perder de vista su interconexión ni su raíz esencial.

  • Ejemplo: Mientras caminamos, sentimos el suelo bajo nuestros pies. Al escuchar, sentimos la vibración de las palabras en nuestro cuerpo. Todo esto ocurre en el «aquí y ahora».

El «avatar» como ilusión de separación

En un videojuego, parece que controlamos a un personaje o «avatar». Sin embargo, en la experiencia de Zen Oviedo, no hay un «yo» que sostiene los mandos. El avatar y sus acciones son expresiones del Código Fuente, igual que el entorno y los desafíos. No hay un jugador detrás, solo un flujo continuo de manifestaciones que surgen y desaparecen.

Lecciones del «avatar»:
  1. No hay un «controlador»: No existe un «yo» separado que tome decisiones; solo hay decisiones que surgen como parte del flujo.
  2. La ilusión de identidad: El «avatar» parece ser un ente independiente, pero en realidad es solo una función más del Sistema, como las olas en el mar.
  3. Soltar la idea de control: Comprender que no somos un «yo» aislado nos permite soltar la ilusión de controlar todo y abrirnos a vivir el momento con ligereza.

Integrando los tres niveles en la vida cotidiana
  • Nivel último (Código Fuente): Todo lo que existe es una manifestación de una raíz esencial que no tiene forma ni atributos.
  • Nivel de interser (flujo del Sistema): Todo está interconectado en una red de influencias mutuas, como los elementos de un juego que interactúan entre sí.
  • Nivel relativo (experiencia concreta): Experimentamos cada detalle del momento presente con atención suficiente y apertura.

Conclusión: vivir como parte del Sistema

La analogía del videojuego nos recuerda que no hay un «yo» fuera del juego que lo controle, sino que todo lo que percibimos y sentimos es una expresión del flujo del Sistema. Al comprender esto, podemos sostener las tres perspectivas: la raíz esencial, la red de interconexiones y la experiencia concreta. Esto no significa desconectarnos de la vida, sino vivirla plenamente, sin pretender controlarla ni resistirnos a lo que surge.

Cuando nos dejamos fluir con el Sistema, cada instante se convierte en una oportunidad de exploración y descubrimiento. No hay una meta final ni un «ganador», solo la vivencia directa de formar parte del Código Fuente mismo.


Invitación a la reflexión:

La próxima vez que sientas que estás «jugando solo», pregúntate:

«¿Realmente hay alguien controlando, o solo soy parte del flujo?».

Y recuerda: lo que importa no es ganar, sino estar plenamente presente en el juego del instante.


Para ampliar:

También está bien: una sencilla y poderosa práctica de despertar


Tenemos muchos amigos y estudiantes cristianos muy interesados en la mística de la no dualidad y una aproximación zen para la vida, así que he escrito un pequeño artículo específicamente para ellos; espero que les sirva como guía y fuente de inspiración en su camino de aceptación y entrega amorosa:

El camino del Código Divino: un cristianismo no dual



Última revisión: 13 de enero de 2025